CONTROL DEL
ORGASMO:
La capacidad de la parte dominante de la sumisa de ejercer
su control total y completo sobre la excitación sexual de la parte dominante es
el principio central de los juegos BDSM. Pero ese control no debemos creer que
es únicamente un control sobre saber en qué momento exactamente va a correrse
la sumisa y de qué forma va a hacerlo. El control del que hablamos es un
control que implica una mezcla de Dominación física y de dominación mental.
Gracias a ello podremos retardar esa gratificación y ese alivio que, en
cualquier caso, es siempre el orgasmo para la persona sexualmente excitada.
En la forma más simple, la parte Dominante puede ir dando
indicaciones a la sumisa hasta llevarla al orgasmo. Para darle más sabor a este
juego, es mejor que uno este inmovilizado o, en cierto modo, disminuido de
movimientos. Atar a la silla, a la cama u otra pieza de mobiliario puede ser un
método. La suspensión, qué duda cabe, otro. Informaos sobre los distintos tipos
de cuerda y lo distintos tipos de atadura que podéis utilizar pata practicar estos
juegos sin dañaros.
La mujer dominante puede juguetear con la erección de su
sumiso y su nivel de excitación sometiendo a sus genitales a una felación, a breves
periodos de penetración vaginal y a las distintas sensaciones que pueden
proporcionar la infinidad de juguetes sexuales que existen en el mercado.
Prueba a hacerlo con tu pareja sumisa. Llévalo al umbral del orgasmo en varias
ocasiones e impide que se corra. Cuando el orgasmo llegue de verdad, ya verás
lo que es un estallido de potencia y alivio. Si tu deseo es permanecer incólume,
mantente lejos de ese estallido. Pero puede ser que, por el contrario, desees
ser bendecida por esa lluvia que tu misma te has encargado de retardar. Aguanta
entonces firme, porque la lluvia llegara torrencial, dispuesta a salpicarte.
También el hombre puede hacer lo mismo con la mujer gracias
a la estimulación de sus genitales gracias al cunnilingus y al uso hábil de los
dedos u otros instrumentos (vale, tu pene cuenta como instrumento) que vayan
variando de forma, velocidad y profundidad de penetrar en esa vagina que también,
por qué no, puede ser “maravillosamente torturada” con algunos de esos juguetes
de los que ya hemos hablado en alguna ocasión.
Mediante el uso de diferentes técnicas e instrumentos, el
dominante puede estimular sexualmente diferentes partes del cuerpo del sumiso
verbalmente. No cesara entonces en todas las cosas que le ha hecho
anteriormente (la caricia, la felación, el cunnilingus, la penetración…), las
llevara hasta su final y dejara que la naturaleza siga su curso.
Si lo desea, el dominante puede optar por participar en el
punto culminante, donde ambos miembros de la pareja llegar al orgasmo al mismo
tiempo. Esto no se logra fácilmente y necesita practica y compenetración dentro
de la pareja. También lo necesita ese control del orgasmo del que venimos
hablando. Si el sumiso es llevado al borde del orgasmo en demasiadas ocasiones
puede frustrarse el placer final. También puede resultar frustrante cuando el
orgasmo llega de manera inoportuna, por ejemplo, cuando el dominante ha
abandonado la estimulación genital. Para evitar la llamada “rutina del orgasmo”
el dominante debe ser muy consciente de en qué momento de su excitación se
encuentra el sumiso.