Pongo este articulo documental ya que me pareció muy bueno.
Es curioso cómo se veía la sexualidad ya en aquella época y con qué sensualidad
y naturalidad se expresaba.
También servía para
aprender cómo se debía satisfacer los deseos sin tabúes. Espero que todo el que
lo lea sea de su agrado.
Las ilustraciones eróticas que muestran la naturalidad del
sexo en el Antiguo Egipto
Pensar y tener sexo son dos actividades tan naturales como
obligatorias para el ser humano, la preservación de la especie nos lo exige.
Más allá del deseo y el placer, practicarlo es una cuestión de vida o muerte.
Se trata de la respuesta instintiva a estímulos de todo tipo, esto como recompensa
por llevar a cabo el acto que el proceso evolutivo ideó para perpetuar la vida
y asegurar la descendencia.
Tal concepción escapa del simplismo reduccionista de la
moral cristiana, que se expandió por el mundo en los últimos dos milenios y se
encargó de recluir todo lo relacionado con el sexo en una prisión ética;
argumentando que el placer, el reconocimiento del cuerpo y su expresión son
parte de un comportamiento ofensivo para Dios. Algo que debe suprimirse y
encerrarse junto con otras “depravaciones” tan intrínsecamente humanas como
naturales; sin embargo, no siempre fue así.
Antes de que existiera la palabra “pecado” y la mitología
cristiana, incluso antes de la Antigua Grecia y de la Civilización Romana, los
pueblos de todo el mundo rendían culto al sexo y reconocían el sitio que ocupa
en la vida diaria.
En la cosmovisión egipcia, el sexo era parte sagrada dentro
del ciclo de la vida. Las mujeres y los hombres que se asentaron sobre el borde
del Nilo creían en una vida después de la muerte. Sabían que a pesar de que se
trataba de conceptos contrapuestos, ambos mantenían una relación que se
plasmaba en los instantes más significativos para ellos: el nacimiento, y la
defunción. Sin uno, el otro no podría existir y la vida no tendría equilibrio
alguno. El punto exacto donde estos estados convergían era precisamente el acto
sexual.
En 1824, en medio de la obsesión occidental por Egipto
(especialmente de las expediciones inglesas y francesas), una antigua reliquia
vio la luz por primera vez en miles de años. Se trataba del Papiro 55001, una
inscripción egipcia elaborada hace más de tres milenios; también conocida como
el Papiro de Turín, la representación sexual gráfica más antigua de la que se
tenga registro.
El papiro se divide en dos partes, la primera cuenta fábulas
propias de la cultura egipcia, con animales realizando labores humanas, la
segunda es polémica y representa una imagen de un prostíbulo de Tebas, una de
las llamadas “casas de cerveza” que se convertían en santuarios del sexo y
erotismo. A pesar de su importancia histórica, el documento se mantuvo oculto
durante al menos un siglo por la ignorancia y los tabúes de antropólogos e
historiadores.
El lienzo incluye 12 ilustraciones de escenas sexuales
explícitas entre hombres y mujeres, en múltiples posiciones sexuales y con una
alta carga de erotismo. A pesar de que la versión más común en los círculos de
expertos afirma que se trata de un archivo con importancia ritual y fines
místicos; tal y como ocurre con un famoso tratado, un milenio más joven, el
Kama Sutra. Otra corriente mantiene en pie la posibilidad de que se trate de la
representación de una escena común en la sociedad egipcia o una simple
ilustración conservada con fines eróticos sobre las prácticas sexuales.
En el papiro aparecen mujeres preparándose para el momento
de clímax y hombres expectantes. En otra región del mismo, se muestran parejas
durante la penetración, de formas tan creativas como desafiantes a la moral
actual: ambos de pie y la mujer con una pierna sostenida en el aire por el
hombre, de espaldas a su amante que sujeta su cabello o en la misma posición
con ella sobre un carruaje mientras es penetrada.
El papiro erótico de Turín incluye elementos que hacen
referencia a Hathor, diosa del amor y la música. En una escena, una mujer deja
caer una lira mientras tiene sexo con un hombre y, en al menos un par de veces,
aparece la flor de loto, simbolizando la sexualidad como parte de un ciclo
vital, que atraviesa la luz (vida) y oscuridad (muerte); abriendo y cerrando
tal como ocurre con la acción natural de esta especie en el norte de África. Se
trata de una concepción del sexo como renacimiento y renovación, acto
fundamental del equilibrio del cosmos y el orden del Universo.
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