Aquí les dejo con un reportaje que creo que es de interés ya que el mundo del sexo es muy amplio. Espero sea del agrado de tod@s
El tema más interesante de las discusiones es, de lejos,
tanto para quienes lo practican, así como abstencionistas forzados por la
conciencia o las circunstancias, el sexo como fuente inconmensurable de
historias y mitos “urbanos”, que se extienden rápidamente, como un virus,
colocándose luego, más cómodamente, en la mentalidad colectiva.
Desde hombres apostrofados por “pensamientos” excesivos,
demasiado a menudo y sin censura sobre el sexo, hasta la idea de que sólo el
tamaño importa (o al revés, dependiendo de la situación), tonterías que pasan
por verdades innegables del amor carnal (sólo porque las vehicula una
muchedumbre considerable y estúpida al mismo tiempo), son extremadamente vastos
y numerosos.
Las creencias populares se dirigen específicamente
(aparentemente) a diferentes formas en que los hombres y las mujeres se
relacionan con este aspecto fundamental de la vida, tales diferencias describen
a los machos como criaturas primitivas, insensibles y obsesionadas con el sexo
y a las damas como una especie superior, capaz de emocionarse y no sólo saltar
del punto de vista hormonal ante la idea de un inminente polvo con el macho
deseado.
Sin embargo, los estudios realizados en este sector muestran
que las cosas no son tan polarizadas como parecen a primera vista y que, en
determinadas situaciones, los lemas transmitidos de acuerdo a la afiliación al
género de los protagonistas, no tienen mucho en común con la realidad.
*Aquí están algunos de esos “mitos” científicamente
demostrados como inadecuadamente formulados... por lo menos*
1.-Las mujeres no piensan en el sexo igual que los hombres.
Por supuesto, a nivel de percepción general, los caballeros
se declaran ganadores cuando se trata de tiempo dedicado a las meditaciones
diarias sobre temas “sucios”. Hay la teoría súper conocida de que, cada siete
segundos, un macho ordinario, potente o impotente, mediocre o semental, piensa
instintivamente en el sexo y hechos adyacentes. Ciertas investigaciones
refutan, sin embargo, este escenario exagerado, sin desmontar la hipótesis de
que los hombres experimentan más a menudo fantasías y reflexiones eróticas en
comparación con las mujeres.
Tras un análisis sociológico del 2011, en el que se les
pidió a los representantes de ambos sexos mantener un diario de fantasías
íntimas, se mostró que la testosterona “supera” al estrógeno, lo que significa
que, a los caballeros la mente les vuela en esta dirección 18 veces al día,
mientras que a las mujeres “tan sólo” 10. La misma investigación indica que el
rendimiento no se le debería tan sólo a la afinidad masculina exagerada con
respecto a la “copulación”, sino a la fuerte propensión de los machos a estar
pendientes, mucho más que sus contrapartes, de la totalidad de sus necesidades
biológicas (como, por ejemplo, el sueño o el hambre), que toman en cuenta igual
de serio como lo hacen con el sexo.
2.-Las mujeres quieren tener menos parejas sexuales que los
hombres.
El mito dice que los hombres podrían tener una “media
naranja” diferente cada noche y aun así no se saturarían, sino todo lo
contrario; mientras que las mujeres se conforman con un número limitado de parejas
(tan sólo uno y basta, si fuera posible). En otras palabras, ellos están
especialmente interesados en la diversidad mientras ellas en la estabilidad.
Los estudios muestran, sin embargo, que el problema es
relativo, ya que, cuando se le pregunte cuántas mujeres desee tener, el hombre
diga lo que se espere de él. La idea general del innato hábito masculino de
desear parejas múltiples, será asumida automáticamente por el cerebro y
presentado como deseo personal, manteniendo vivo el cliché popular y queriendo
preservar indirectamente su aparente virilidad. En otras palabras, “no
avergonzarse de ello”.
La situación cambia radicalmente, sin embargo, cuando los
encuestados están “obligados” a dar testimonio de la verdad y sólo la verdad,
conectados a un detector de mentiras, en cuyo caso los caballeros abandonan
completamente su papel como verdaderos Don Juan, reconociendo sinceramente el
deseo de tener mucho menos parejas, al igual que el indicado por las mujeres, a
veces limitado sólo a... “una”.
3.-Las mujeres están interesadas en el estatuto mientras que
los hombres en el sexo.
Se cree que el atractivo (físico) es lo que prevalece cuando
un hombre se centra en el “mercado” para elegir a su pareja, la cual asocia,
con carácter subsidiario, con buenos genes y descendientes sanos. Las mujeres
buscarían, en cambio, no la perfección corporal, sino una situación económica
potente, para garantizar el apoyo y la comodidad necesaria.
Pero frente al hecho consumido (de elegir su “media naranja”
de una variedad de parejas potenciales), los estudios muestran que ambos
géneros, no muestran interés de forma diferente en el sexo opuesto, dando
preferencia al atractivo de los ingresos ... en un porcentaje casi igual.
Incluso si las cosas están bien definidas del punto de vista
teórico, las personas se sienten prácticamente atraídas por muchas otras
características de la pareja potencial de sus sueños y ésto no depende
exclusivamente de la pertenencia al género.
4.-Las mujeres experimentan el orgasmo más rara vez que los
hombres.
Incluso los teóricos más experimentados parecen apoyar el
privilegio biológico del hombre para alcanzar el orgasmo más fácilmente que una
mujer (que se encuentra a su lado o en la empresa). Hay, sin embargo, una
particularidad de la manera distintiva (como frecuencia) en la que los dos
gozan del clímax codiciado. Dicha confirmación, infortunada para las mujeres,
se aplica a las aventuras de una noche, que satisfacen finalmente sólo un
tercio del total de los que experimentan este tipo de relación casual.
Decepcionante, se podría decir, ya que los hombres coronan con “éxito”, incluso
cuando se trata de escapadas cortas, puramente carnales.
En caso de aventuras repetidas, las cosas parecen alentar en
parte, ya que la mitad de las mujeres “alcanzan” el orgasmo y las noticias aún
mejores llegan en el contexto de los compromisos a largo plazo, en los que las
estadísticas pertinentes revelan que incluso pueden llegar al 79% en
comparación con los hombres. Si bien es cierto que hay mucha margen de mejora,
las proporciones no son, al fin y al cabo, tan negras como aparentan y las
mujeres, con tan mala suerte como para no poder disfrutar, hasta el final, del
amor.
5.-Las mujeres tienen menos relaciones pasajeras que los
hombres.
Desde experimentos científicos rigurosos hasta
“fabricaciones” divertidas (capturadas en vídeos famosos que se han convertido
virales), con hombres fascinados por la presencia femenina sexy o consintiendo
sin reservas las propuestas sexuales de los distintos desconocidos en la calle,
toda evidencia parece sugerir que los machos no tienen ningún problema en
iniciar o participar en una relación sexual pasajera, mientras que las mujeres
son más conservadoras en este sentido.
Una de las primeras documentaciones llevadas a cabo en este
plano de las relaciones humanas, indica que el 70% de los hombres aproximados
por personas del sexo opuesto y edad cercana, respondió afirmativamente cuando
se les tiraron los trastos, a diferencia de las mujeres, que han demostrado al
100% una perspectiva desinteresada en cuanto a probar la cama de un extranjero
sospechoso que les invita “a tomar un café”.
Los científicos afirman, sin embargo, que las explicaciones
no tienen tanto que ver con las predisposiciones genéticas, como con ciertos
factores culturales determinantes. Por ejemplo, una mayor apertura con respecto
a las propuestas indecentes se halla incluso entre las mujeres, pero sólo cuando
están “cortejadas” por machos que les sean familiares.
Así que, en el caso del “sexo débil”, el rechazo sin previo
aviso, no es por falta de “apetito”, sino en la mayoría de los casos por
problemas de seguridad. Sin embargo, si éstos desaparecieran...
Asimismo, las diferencias de disponibilidad se desvanecen
hasta la extinción, cuando se les pregunta a los “dos bandos” si pasarían o no
la noche en compañía de una de sus celebridades favoritas.
6.-Las mujeres son más caprichosas que los hombres.
Acerca de las infinitas demandas femeninas, que los hombres
invocan, a menudo, para justificar el celibato, los analistas dicen que son más
circunstanciales que tributarias a la estructura del comportamiento femenino.
A raíz de las encuestas realizadas, se demostró que las
personas son generalmente mucho menos exigentes cuando dan el primero paso y
por lo tanto muy exigentes cuando están en condiciones de ser aproximados.
A partir de esta explicación y teniendo en cuenta que,
tradicionalmente, la iniciativa perteneció al hombre, se puede entender por qué
las damas “consiguen” alzar el nivel de sus propias expectativas a una altitud
tan “vertiginosa” para los que las rodean.
Más exactamente... es una cuestión de “oferta y demanda”.
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