¿Qué son las endorfinas?
Todos hemos oído hablar de ellas y sabemos que, de un modo u
otro, intervienen en las relaciones y en los juegos BDSM pero… ¿Sabemos
exactamente lo que son las endorfinas? ¿Y sabemos exactamente cómo funcionan?
Las endorfinas son unas sustancias (científicamente son
catalogadas como péptidos opioides endógenos) que produce nuestro cuerpo de
manera natural y que poseen la finalidad principal de atenuar el dolor y, con
ello, de producir sensación de bienestar más o menos marcada. Las endorfinas, así
vendrían a ser una especie de opiáceos naturales que provocarían, entre otros,
los siguientes efectos:
1.
Promover la calma.
2.
Mejorar el humor.
3.
Retrasar el proceso de envejecimiento.
4.
Potenciar las funciones del sistema inmunitario.
5.
Reducir la presión sanguínea.
6.
Reducir los niveles que adrenalina generados por
algún estado más o menos intenso de ansiedad.
Entre las actividades que suelen servir para aumentar los
niveles de endorfinas encontramos actividades tan variadas como recibir un
masaje, tomar el sol, comer chocolate, meditar, cantar, bailar, pintar, correr,
nadar, ir en bicicleta o, lo que, a nosotros, en esta sección, más nos
interesa, practicar BDSM.
La parte sumisa experimenta subidones puntuales de endorfinas
durante todo ejercicio BDSM. La parte
Dominante, por su parte, debe saber cómo provocar que el cuerpo de la persona
sumisa experimente dichas descargas. En gran medida, el éxito de todo encuentro
BDSM y de toda práctica de este tipo de juegos depende de que la parte
Dominante sepa intuir cuando el cuerpo de la persona sumisa está preparado para
realizar una de esas descargas.
¿Existe una regla general al respecto? Podemos decir que sí.
Sabiendo que las descargas de endorfinas se liberan en secuencias, debemos
saber que entre secuencia y secuencia debe pasar un tiempo mínimo y que ese
tiempo mínimo oscila generalmente alrededor de los 10 minutos. Tras provocar el
estímulo de intensidad suficiente como para que la parte sumisa experimente esa
descarga/liberación de endorfinas de las que hablamos, la parte Dominante
deberá dejar pasar diez minutos antes de ejecutar otro estimulo que sea capaz
de producir una respuesta semejante por parte de la parte sumisa, es decir; la
parte Dominante deberá dejar pasar unos diez minutos desde la última descarga
de endorfinas para que la parte sumisa pueda experimentar otra. A los cinco
minutos de experimentar aquella, la parte Dominante podrá volver a aplicar
técnicas de dolor cuya intensidad debe ser creciente. ¿Qué se consigue con eso?
Que la parte sumisa llegue, cada vez más, a estados alrededor de conciencia más
profundos.
NIVELES DE LIBERACION DE ENDORFINAS EN EL BDSM
Los principales teóricos del BDSM defienden que a lo largo
de una sesión BDSM pueden alcanzarse seis niveles de liberación de endorfinas diferentes.
Esos seis niveles son los siguientes:
-
Nivel 0. Al inicio de na sesión BDSM las
endorfinas no han sido liberadas. Esto provoca que cualquier tipo de “tormento
“, por suave que sea, cause dolor en la parte sumisa. Esa sensación de dolor
hacer que, en poco tiempo, la persona sumisa experimente un “subidón “de
endorfinas, Este subidón de endorfinas tiene un efecto inmediato: el umbral del
dolor de la parte sumisa aumenta, lo que permite la aplicación de otros tipos
de tormentos un poco más intensos.
-
Nivel 1. Habiendo llegado al instante en que la
parte sumisa haya liberado su primera descarga de endorfinas hay que procurar,
durante diez minutos, que el nivel de excitación de aquella no disminuya en
exceso. ¿como? Con golpes suaves y relativamente constantes. Pasados esos diez
minutos, hay que volver a incrementar el dolor hasta que la parte sumisa llegue
a su nuevo umbral, durante diez o quince segundos. ¿Que habremos conseguido con
ello? Que el cuerpo de la parte sumisa vuelve a efectuar una descarga de
endorfinas estableciendo de ese modo un nuevo umbral de dolor.
-
Nivel 2. Este nuevo nivel exige el mantenimiento
de un grado de dolor que, pese a ser más o menos constante, debe mantenerse muy
por debajo del nuevo umbral del dolor establecido en el último nivel. Eso sí:
cada minuto debe alcanzarse un pico un tanto más intenso. Tras un periodo de
diez minutos realizando este tipo de estimulación hay que, durante cinco
minutos, volver a incrementar el grado de intensidad de la misma. Llegados al
umbral del dolor, deberemos hacer como en el nivel anterior: traspasar entre 10
y 15 segundos dicho umbral para, alcanzada la descarga de endorfinas, ubicar el
umbral del dolor un poquito más allá.
-
Nivel 3. Llegado a este nivel la persona sumisa
experimenta una cierta sensación de atontamiento, de notar los parpados pesado.
Menos inhibida, esta persona gime más y se queja, pero todo ello dentro de un
estado de incipiente relajación. Actuando como se ha actuado en los niveles anteriores
se conseguirá una nueva descarga de endorfinas y la entrada en un nuevo nivel.
-
Nivel 4. En el nivel 4, la persona sumisa ya
presenta un estado de conciencia evidentemente alterado. Sometida y entregada,
esta persona se halla a caballo de la lucha entre dos tipos de sustancias, la
adrenalina y las endorfinas. La persona Dominante debe estar sumamente atenta
durante este nivel a las reacciones de la parte sumisa. Hay que pensar que, en
este nivel, la persona esta prácticamente grogui. Hasta puede ser que se vea
incapaz de pronunciar la palabra “seguridad”. El límite del dolor infringido en
esta sesión debe alcanzarse en este nivel. Sera en el cuándo se alcance el
umbral máximo del dolor tras haber experimentado una nueva descarga de
endorfinas.
-
Nivel 5. Este es el nivel en el que la parte
sumisa, inmensa en un evidente estado alterad de conciencia, entregada
completamente a las órdenes de la parte Dominante, vulnerable y relajada,
alcanza el máximo extasis.
-
EL RIESGO
DEL NIVEL 6
La mayor parte de las sesiones BDSM acaban en el nivel
anterior. Es a partir de aquí cuando comienza el altercaré, es decir, el
periodo en el que la persona sumisa debe quemar la adrenalina y las endorfinas
producidas durante la sesión BDSM. En algunos casos, sin embargo, se llega a
alcanzar un nuevo nivel. ¿En cuáles? En aquellos en los que la parte Dominante conoce
a la perfección las características y los límites de su parte sumisa. No hace
falta decir que esta fase de la sesión BDSM presenta múltiples riesgos. La
parte sub se encuentra a merced absoluta de la parte Dom e, incapaz de
articular palabra, recibe el “tormento “sin poder indicar límite alguno. Sus reacciones,
de hecho, serán reacciones que en muchos casos parecerán más animales que
humanas. En esta fase de la sesión BDSM, deberá ser la parte Dominante la que,
en búsqueda de una nueva descarga de endorfinas, deba conocer el umbral del
dolor de la parte sumisa y sus límites para no traspasarlos.
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