París que, entre otras muchas cosas, es famosa por sus
catacumbas y sus cementerios góticos, tiene una gran tradición con lo
relacionado a la muerte y a la arquitectura y la escultura mortuoria.
En sus suelos hay enterradas personalidades de la talla de
Oscar Wilde o Edith Piaf pero, de entre todas las tumbas que en la capital
francesa se albergan, hay una que destaca sobre las demás por razones obvias y
que saltan a la vista (y un ojo si os descuidáis), la de Víctor Noir.
Víctor Noir fue un famoso periodista francés que murió a
tiros, en circunstancias confusas, a manos del príncipe Pierre Bonaparte.
Su figura y su fallecimiento provocaron graves consecuencias
políticas en 1870; el funeral multitudinario que tuvo, fue debido a la
indignación popular que causó la absolución de su asesino.
En honor a su memoria, el escultor Jules Dalou creó una
realista figura de bronce que colocaron sobre su tumba ubicada en el Cementerio
Père-Lachaise.
Con el paso del
tiempo, la escultura de Noir, es más conocida por el prominente bulto de su
pantalón que por la figura del periodista.
El paquete de Víctor se ha hecho tan popular, que existen
miles de leyendas relacionadas a la fertilidad en torno a él; algunas dicen que
colocar una flor en el sombrero de copa girado hacia arriba después de besar la
estatua en los labios y frotar su área genital, aumentará la fertilidad.
Otras, dicen que ese
erótico ritual traerá una vida sexual feliz o un esposo en el transcurso del
año; como resultado de años de frotamiento, el área alrededor de sus genitales
se ha gastado y brilla mucho más en comparación con el resto del bronce
verdoso; la reveladora mancha parece el fluido producto de los insistentes
tocamientos.
El asunto que se fue
de las manos (en sentido literal y figurado), provocó que se cercara la tumba
para evitar restregones y escenas necrófilas hasta que, la presión popular y
las ganas de arrimar hicieron que la cerca fuera retirada.
Hasta la mismísima
actriz estadounidense Dita Von Tesse, la reina del burlesque y del erotismo,
quiso comprobar cómo calzaba Noir y documentó la cabalgada.
No sabemos qué opinar al respecto, pero lo que nos parece
realmente poderoso no es el bultaco de Noir, sino la fuerza que pueden llegar a
tener el folclore, los mitos, las leyendas y la fe...y más cuando se trata de
pasar un buen rato.
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