domingo, 20 de enero de 2019

LA PINTURA ERÓTICA DE CARLOS BARAHONA POSSOLLO



Nacido en Lisboa en 1967.
Graduado en pintura, nota final de 18/20, de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Lisboa. En 1995 aceptó una invitación para enseñar en la Facultad. Había leído Arquitectura de la Universidad Técnica de Lisboa, de 1986 a 1989.
Desde 1995 ha estado cooperando con el correo portuguesa en la producción de originales para la impresión de sellos, especialmente su serie conmemorativa del 500 º aniversario de vasco da La llegada de Gama a la India, y también con la edición portuguesa de la revista National Geographic (primeros nueve números).
Presente en las siguientes colecciones: Banco de Portugal, Museo de Setúbal, Museo de Comunicaciones, UCCLA, La Casa Blanca (Washington), Instituto per le Opere Religiose (IOR-Vatican) y muchas colecciones privadas.
Entre el tenebrismo barroco, lo grotesco y la foto realismo erótico, se mueven las cuerdas del arte del portugués Carlos Barahona Possollo.
Carlos Barahona Possollo (Lisboa 1967) es un magnífico pintor del cuerpo humano, con sus colores cálidos, y una perfección técnica que lo acerca a la foto realismo.








Que su trabajo destila erotismo es evidente, que además es un virtuoso del pincel, también. Y con esa mezcla nos regala una obra que por su estética recuerda a los clásicos pero que una modernidad manifiesta invadiendo la pintura impide que así sea.





















Y dado que en la antigüedad clásica la sexualidad no se consideraba algo pecaminoso sino todo lo contrario, el autor plasma lo que supone se producía entre dioses y mitos en general.
Basta recordar las fiestas y bacanales en honor a Dionisios, donde el erotismo era motivo de celebración. Y así, con ese gusto por lo real Carlos Barahona nos pone delante momentos cumbre de sensualidad, también cierta sexualidad explicita que no incomoda en absoluto.








Sus protagonistas, expresivos hasta lo indecible, acompañan esos momentos de lujuria con total delectación, capaces de trasmitir voluptuosidad con sus tentadores poseso Labios que buscan posarse en el lugar adecuado, manos que recorren dulces recovecos, miradas que nos invitan a participar, emociones que salpican al espectador.



No faltan tampoco referencias a la religión. Y ahí si, la provocación se hace lienzo, porque aquí el pecado surge en la mente de todos, así nos lo han contado. Barahona, con su habitual carga homoerótica funde en esas imágenes de santos, sexualidad y divinidad, si hay crítica implícita o no es algo que queda a juicio del observador.


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