En qué
consiste la Plushofilia.
El fetiche es una tendencia de tipo sexual, a través de la
cual algunas personas consiguen satisfacer su fantasía generando una
gratificante sensación de placer que se materializa, en algunas ocasiones en un
objeto inanimado. ... Es cuando la persona se siente sexualmente atraída por
las estatuas.
En qué
consiste la ursusagalamatofilia
Este término se aplica a las personas a las que les gusta
mantener relaciones íntimas vestidas con disfraces de animales o tener
encuentros eróticos con personas que llevan ese tipo de ropa.
En algunos casos, puede ocurrir que lo que más produzca
excitación sea masturbarse con muñecos de peluche.
Se trata de una parafilia tan desconocida como poco
habitual. De hecho, solo es mencionada en los medios de comunicación cuando
sale a la luz algún caso escandaloso, como el del estadounidense de Cincinnati
Charles Marshall, de veintiocho años, que fue detenido en cuatro ocasiones por
practicar sexo en público con un oso de felpa.
Hay varias razones que explicarían esta irresistible
atracción. Por una parte, se encontrarían las texturas. Algunos tejidos, como
el algodón, resultan agradables al tacto para muchas personas. Por otra, lo que
atrae a numerosos ursusagalamatofílicos es la combinación entre la dulzura que
transmiten los peluches y el morbo sexual. En todo caso, es importante
distinguir esta parafilia de la zoofilia, es decir, de la cópula con animales.
En lo que se refiere a la ursusagalamatofilia, no se trataría de tener sexo con
perros, pandas u ovejas, sino de fantasear con seres humanos caracterizados de
alguna de estas criaturas.
En resumen, esta práctica "excepcional" se puede
traducir por una predilección exacerbada por la felpa y se dirige a aquellos
que se sienten "impulsados" al ver o al tocar objetos de este
material (especialmente que pertenecen a los juguetes). De la misma manera
reaccionan y cuando uno o ambos participantes en una posible "orgía"
llevan accesorios "mullidos", que, por lo general, refleja la
antropomorfización de un animal, sin tener, sin embargo, nada que ver con la
zoofilia (la emoción erótica sentida en relación con los animales reales).
De acuerdo a los criterios de selección del promedio, hay
una diferencia entre las personas que se disfrazan de forma esporádica para el
entretenimiento, la diversión o variedad y las que lo hacen con regularidad, ya
que ésta es la única receta que les permite vivir plenamente su sexualidad.
Como en el caso de los juegos de animales (juego de
mascotas), la plusofilia, además de la obvia connotación lúdica, ofrece también
la oportunidad a un descenso de la personalidad al nivel primario de los
sentidos, donde el espíritu se puede resumir en un esquema simple, poco
sofisticado, fácil de entender y absolutamente suficiente (para sus
seguidores).
Las complicaciones de la vida humana se apartan, haciendo
lugar a las alegrías elementales, a las reacciones espontáneas (incluidas las
instintivas), que ya no están sujetas a las reglas vanidosas, dictadas desde el
exterior.
Incluso si los fetichistas de la plusofilia parecen
calamocanos, el apego a estos "escapes" y "cosas mullidas"
es uno tan serio como posible y no debilita el nivel de madurez a que éstos han
llegado hasta ese momento, siempre y cuando sus preferencias no los conduzcan a
un desajuste o enajenación con respecto al entorno en el que viven.