sábado, 29 de abril de 2017

TAKATO YAMAMOTO, la búsqueda del placer







En su propuesta hedonista Epicuro habla sobre una aritmética del placer: saber hacer un balance entre los placeres y los dolores que derivan de un deseo. El filósofo griego, fundador del epicureísmo, propuso una doctrina del hedonismo a partir de la razón. Es con ésta con la que se debe valorar los placeres y dolores para hacer de los primeros “los del alma”, por encima de los placeres del cuerpo, y sean estos un estado de bienestar prolongado.









Los hombres, al igual que todos los seres de la naturaleza, están en una incesante búsqueda del placer. Por instinto, o pulsión, los seres vivos tienden al placer y huyen del dolor. La satisfacción o el incumplimiento de los apetitos, según Epicuro, provoca el placer o sufrimiento del hombre; entre los apetitos que determina el griego están los no naturales pero necesarios: los eróticos.








Esta postura sobre el hedonismo se opone a la propuesta gráfica del artista Takato Yamamoto (Akita, 1960). El japonés es un ilustrador y cartelista cuya propuesta visual está anclada a los grabados de estilo Ukiyo. El trabajo de Yamamoto es una declaración oscura, inquieta y permisiva que tiene referencias en el shogunato y apela a la despreocupación para vivir sólo para el momento.


























La constante en la obra de Yamamoto es la aparición de rostros femeninos e infantiles que dan apariencia a cuerpos desnudos, sugerentes e impávidos ante los placeres descarados. Un dejo de malicia hay en los gestos de sus personajes, lo que hace de las ilustraciones del japonés el ejemplo gráfico del bien asociado al placer.

























El artista explora temas como la oscuridad, la metamorfosis, el amor, la muerte y el placer en un perfecto encuentro entre el erotismo y la estética japonesa. Desde una posición sensualista, la obra de Yamamoto abastece los sentidos como fuente de conocimiento para hallar la verdad en las emociones que provoca.



Este paralelismo inherente con las escuelas griegas es por la asociación de la felicidad o el bienestar con el placer. El goce visual es el fin último de su aportación artística, y es en este punto en el que se hallan vinculados el hedonismo, sus vertientes y la obra de Yamamoto, pues el camino de los tres es vivir en el continuo placer para suprimir el dolor, las angustias, y estimular la exaltación de los sentidos, esto a través de los placeres sexuales. Para Epicuro el placer persé es bueno, el medio para alcanzarlo es el riesgo.


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